A finales del mes de julio se puede afirmar que todo el olivar de la Comarca de la Sierra de Cazorla tiene un estado fenológico de la aceituna con el hueso ya formado, es decir, el fruto que ha quedado después de los diferentes filtros que la naturaleza ha puesto durante las últimas semanas, ya es un fruto seleccionado, fuerte y con importantes garantías de éxito de cara a su desarrollo final después del verano. En este punto la planta entra en parada vegetativa, ya que nos encontramos en la época más intensa del verano con las temperaturas más altas. La actividad del olivo se ralentiza, tanto en cuanto al desarrollo del fruto como a su actividad metabólica, debido a estas circunstancias.
Es ahora cuando se puede hacer una estimación del número de frutos de media por brote. El Consejo Regulador de la D.O.P. Aceite Sierra de Cazorla ha realizado una comparativa con el año pasado, cuando la media de frutos por brote fue de 0,65 y este año puede corroborar que los resultados obtenidos en las mismas zonas es de 4,05 frutos por brote.
Como evidencian los datos, hay un aumento más que considerable; dato además que si se traslada al histórico de seguimiento durante años anteriores y se correlaciona el número de frutos por brote con la producción global de la Comarca en cuanto a kilogramos de aceituna en cosecha, el resultado arrojaría que esta campaña la producción podría estar por encima de los 220 millones de kilos de aceituna (el año pasado la producción fue de 67 millones de kilogramos de aceituna y la producción media antes de los últimos dos años de sequía en la Comarca de la Sierra de Cazorla se encontraba entre los 180 y los 190 millones de kilogramos de aceituna).
Por tanto se estaría hablando de que este año tendríamos una potencial cosecha media-alta.
Cautela y aún muchas incógnitas
Sin embargo, hay que ser prudentes con estos datos y de ninguna manera darlos por definitivos, ya que se está comprobando en determinadas parcelas que el fruto no se está desarrollando adecuadamente y eso conlleva que el peso medio de la aceituna no sea el que debería ser. Esto daría como resultado una merma de los kilos finales.
En concreto el peso medio de una aceituna bien desarrollada cuando se recolecta ronda los 3,5 gramos y, si no existe buen desarrollo de la misma a duras penas alcanzará los 2 gramos. Por tanto la dificultad de establecer un aforo suficientemente aproximado es evidente.
La realidad se podrá vislumbrar en octubre – noviembre, dentro de aproximadamente tres meses, cuando realmente se constate cómo ha sido el desarrollo final del fruto. Si hay lluvias relativamente pronto contribuirán al buen desarrollo y a que los aforos vayan al alza, si ocurre lo contrario estos irán claramente a la baja.
Además, otra incógnita importante que aún se presenta y que no se empezará a resolver hasta bien entrado septiembre, es cómo se va a desarrollar la lipogénesis o la formación del aceite en el fruto, que dependerá en buena medida de que el fruto se desarrolle lo mejor posible en las condiciones más óptimas y sin carencias de la materias primas que necesita para ello, como el agua y los nutrientes necesarios para tal fin. La formación de aceite en el fruto es el dato verdaderamente importante, ya que determinará hasta qué punto la cosecha puede ser importante, puesto que no podemos olvidar que la razón de ser productiva de los frutos de nuestros olivares es el aceite que se produce en los mismos y que será extractado en nuestras almazaras para obtener nuestros zumos de aceituna con DOP Sierra de Cazorla.
Por tanto, a día de hoy se puede afirmar que nos encontramos en un momento muy importante, porque el fruto está formado, pero con aún muchas incógnitas por resolver, muy asociadas a la incertidumbre propia del campo.
Trabajo del agricultor
Respecto al trabajo del agricultor durante este mes, es necesario que realice labores en la planta que minimicen las pérdidas de humedad de la misma.
Ahora es la época adecuada para eliminar los chupones o varetas de la planta. Son retalles de la planta que no contribuyen a su desarrollo porque salen de la base del tronco y en zonas sin interés productivo de la propia planta, que pueden entorpecer el desarrollo y la producción de otras partes de la planta, que sí son zonas con mayor potencial de producción, por tanto hay que eliminar estos retalles no deseados, ya que están consumiendo recursos que la planta necesita, no solo nutricionales, sino también de agua.
Además, los análisis foliares son muy importantes en esta época, aprovechando la parada vegetativa de la planta. Estos análisis nos ofrecen una estimación del estado nutricional de la planta. Para ello se extraen hojas de la parte central, del retalle nuevo, y se hacen distintos análisis para comprobar los niveles en la planta de los diferentes nutrientes que necesitan nuestros olivares para su buen desarrollo vegetativo y un desarrollo óptimo del fruto, que determinará una potencial buena cosecha desde el punto de vista no solo de la cantidad, sino también de la calidad potencial de la misma.