La DOP Aceite Sierra de Cazorla ha realizado un análisis, tras el estudio de las parcelas de su Comarca, y estima que la producción será más baja que la del año pasado, aunque aún es pronto para dar conclusiones definitivas; todo depende de las lluvias
La Denominación de Origen Aceite Sierra de Cazorla ha realizado un análisis de la campaña oleícola que acaba de comenzar y prevé un año negativo en cuanto a producción se refiere, marcada por la desigualdad en el desarrollo del fruto en gran parte de las parcelas, debido a la escasez de agua en algunas zonas; sin embargo, las parcelas donde el acceso al agua ha sido suficiente, el fruto se ha desarrollado con un calibre superior al de años anteriores.
Desde el Consejo Regulador, el técnico y secretario en funciones, Baltasar Alarcón, afirma que “es pronto para dar conclusiones definitivas, porque seguimos dependiendo de las lluvias, que pueden cambiar la tendencia hacia un lado u otro, lo que sí está claro es que la producción va a ser inferior a la de la campaña pasada”.
Las estimaciones de producción hablan de una cosecha que podría estar, en esta campaña, entre las 50.000 y 70.000 toneladas de aceituna, una cifra inferior a la campaña pasada, con 84.000 toneladas. Sin embargo desde el Consejo Regulador reiteran la cautela con la que hay que tomarse estas cifras, “es un dato muy provisional y muy marcado por la incertidumbre de la evolución de los frutos en nuestros olivares, porque las cosas pueden cambiar si llegan las lluvias y permiten un mejor desarrollo en la recta final de la madurez del fruto, lo que podría cambiar los datos”, matiza Alarcón.
Formación de aceite en fruto
Además, en los estudios de las muestras tomadas en los olivares de la Comarca, en referencia a la formación de aceite en el fruto, los datos de los muestreos realizados hasta la semana del 2 al 8 de octubre, presentaban un ritmo en la formación de aceite muy similar al del pasado año por las mismas fechas, “aunque tenemos que decir que este dato podría estar muy afectado por la gran irregularidad en el desarrollo del fruto en muchas zonas, incluso en la misma planta donde conviven frutos con un desarrollo aceptable y otros con un muy deficiente desarrollo, lo cual complica las estimaciones enormemente”.
En el caso del olivar de secano, existe un déficit en la formación de aceite no solo con respecto a la media histórica por las condiciones de sequía actuales, sino también con respecto al pasado año 2022. Las diferencias entre la formación de aceite del riego y el secano, se sitúa en la primera semana de octubre en torno a los 7 puntos de rendimiento porcentual en base seca, es decir, sin tener en cuenta la humedad que tenga el fruto; “este dato denota que en este año vamos a tener una diferencia importante en los rendimientos grasos de una aceituna bien desarrollada con respecto a la que no se ha desarrollado del todo bien”.
En cuanto al desarrollo del fruto, con respecto al año anterior el olivar de riego ha aumentado notablemente el peso del fruto medio, casi el doble (3,69 gramos frente a los 1,97 del pasado año) y en los olivares de secano, a pesar de las dificultades de desarrollo por la fuerte sequía, el fruto tiene más peso que el pasado año y algo más de calibre (1,86 gramos frente a los 1,39 del pasado año).
Finalmente, Baltasar Alarcón vuelve a subrayar que estos datos son provisionales, “la campaña se acerca y seguimos mirando al cielo en espera de las lluvias, que podrían cambiar en cierta medida la tendencia actual”.